Desde que nacemos, estamos aprendiendo, en un primer momento, son aquellas situaciones básicas para vivir, intentas comer, dar tus primeros pasos,  a mostrar cariño, en definitiva lo que realmente es necesario de nuestro cuerpo fisico.

Más llega un momento, que nuestros padres con todo el amor del mundo, y pensando en que tengamos un futuro mejor que el suyo, nos hunden en nuestra conciencia, el aprendizaje social, debemos ir al colegio, empieza nuestro trauma, nos llevan llorando, arrastras, no entendemos el sentido de separarnos de ellos, «¿porque si yo estoy bien con mama y papa?, nos preguntamos».

A partir de ese momento, todo se vuelve una competición, para lograr un objetivo, primero es aprobar, sino sacamos el curso, no seremos buenos para nosotros, para la sociedad. Después porque al final, dando tumbos o en algunos casos con decisión (los menos que consiguen hacer de su hobby su trabajo), porque pensamos que nuestro futuro, está en una determinada profesión o habilidad, para terminar en nuestros últimos años, dandonos cuenta que hemos gastado la vida, más no hemos encontrado lo que vinimos a buscar.

En muchos casos, así terminan sus días, sin un ¿porque?, más algunas, y algunos, cada vez más, viven una experiencia traumática, y de pronto, escuchan una voz, ¡no!, no es la suya, no saben de donde viene, más la reciben con mucha luz, es en ese momento, donde empezamos el verdadero aprendizaje, el que nos hace conectar con las estrellas, el Universo, nos encontramos a nosotros mismos, el ser, de igual a igual, a los demás, que son reflejo del yo, y la fuente de energía primaria de la cual venimos y a la que volvemos, desde el inicio de los tiempos.

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