Nuestro cerebro complejo e increíble autopista de neuronas que recoge, acumula y graba datos, permitiendonos manejarnos dentro de este maravilloso mundo; más dicha complejidad, encierra la sencillez de su utilización cuando se descubre el motor del mismo,
NUESTRO CORAZÓN
Si utilizamos este último, y nos guiamos por nuestras intuiciones, procedentes de la infinidad del universo, cualquier decisión compleja se hace sencilla, y acertada, más llegar a este punto, con lleva el abandonar todos los arquetipos grabados a fuego, y estar dispuesto a ser humillado, repudiado y hasta apartado de nuestra sociedad. Es parte de nuestro crecimiento personal, el quedarnos solos, para como el águila, «arrancar nuestras uñas, cada una de las plumas de tus alas, y el pico, esperando cubiertos, que renazcamos cual ave fenix».
Una vez esto ocurre, hemos de reeducar nuestro comportamiento diario, para que el cerebro, se reprograme desde el punto de la positividad y de la unión con el todo universal, debiendo al despertar:
1.- Dar gracias a Dios por este nuevo día.
2.- Dar gracias a cada ser que te encuentres porque ellos son parte tuya.
3.- Admitir que lo que te ocurre es parte del camino de crecimiento que llevas, y que lo que hoy parece una experiencia horrible, con el paso del tiempo, es la clave de tu cambio energético, multidisciplinar y creativo.
Al final, vuelves a ser esa niña, dispuesta a darse a los demás, sin límite, y con la energía del sol.
NAMASTE.
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