Hacía ya dos años que una persona matemática como yo, y debido a las indicaciones de mi amada esposa, me esta sometiendo a terapias alternativas, que consiguieron salvarme la vida, lentamente, en cada una de las sesiones que se me iban realizando de imanes, empezaba a notar partes de mi cuerpo que se iban activando, pero sobre todo partes de mi cerebro, que siempre había considerado muertas.
Un buen día, cuando mi terapeuta creyó que estaba preparado, me regalo el libro de Alessandro di Masi «El Creador», la verdad es que empezaba a intuir situaciones diríamos «diferentes», pero el leer el libro acabo de abrirme a un nuevo mundo; las historias reales sobre los diferentes desequilibrios contra los que se fue enfrentando Di Masi, empezaban a gravarse en mi cerebro, cual piedras filosofales, pero sobre todo me llamaba la atención, su actitud ante el mal llamado mal del CANCER. Me sorprendía, que Editoriales como Discovery Salud, avisaba de los errores de la ciencia, y veía como algo inaudito, que esto pudiera darse en la realidad, incluso me producía dudas reales de que no hubiera ciertos errores en las apreciaciones del Maestro Di Masi.
Sin saberlo, mi Dios, me estaba preparando el camino, si bien me sometía a las sesiones, nunca había pensado que un economista como yo, pudiera ayudar a los demás, sanandolos, pero la realidad siempre supera la ficción, un buen día, mi Padre, que cortaba a los 80 años pinos en el monte de su pueblo natal, se encontró que la linfa se le había hinchado de manera notable, enseguida cundió la alarma en la familia, y como no, se visito al médico de cabecera, que inmediatamente inicio el protocolo, automáticamente, y como si de un chip que tuviéramos en el cerebro implantado, la palabra cáncer se adueño, de toda la familia, mi madre, fue la primera y más activa en este sentido , sus palabras aun resuenan en mi cerebro «el papa tiene cáncer como su madre y su hermana, y no se lo queréis decir», nada más lejos de la realidad, pero no sabemos como, de manera envolvente, poco a poco el circulo se iba cerrando, primero mi madre, segundo mis hermanos, por último el médico y al final mi padre, creyó que tenía cáncer. Tal y como avisa Di Masi, el protocolo se cumplía, pero yo no quería entrar en el mismo.
Un buen día, cuando ya a mi padre le habían dicho que tenía cáncer, a bocajarro, y que se iba a morir, por parte de los médicos, cuando yo sabía que las terapias como sanergia, sanaban el mismo, intente convencerle, de que se sometiera a las mismas, el resultado fue el enfado de mi padre, y de mi madre, y por último de todos mis hermanos, que al final solo me decían «estas loco el papa se muere y tu con estas tonterías».
Mientras estaba en la habitación con mi padre, el único que hablaba de vida era yo y mi mujer, el resto solo hablaban de muerte, programando la misma, y dándola por echa, el doctor intento lo último , una sesión de quimio, pero mi padre después de la misma, se ahogaba y se puso peor, las palabras del buen médico fueron «no podemos seguir poniéndole porque no las aguanta», ahora que se lo que es una sesión de quimio, lo que no entiendo, es como existen personas humanas que consiguen sobrevivir a más de 10 sesiones, ni siquiera a una.
Llego una noche, que me llamo mi madre, para que fuera al hospital urgente, pues mi padre se moría, y si no iba pronto, no lo vería ya con vida, yo me negaba esa noche preciosa de julio, a caer en los tentáculos de su programación, y recordaba las palabras de mi Terapeuta «tu padre y tu madre son tus maestros», pero no lo entendía, no quise ir al hospital, porque sabía que no se moría, pero al final ante la insistencia de mi mujer, me acerque. Al llegar, me encontre a las enfermeras esperando el desenlace final, y mi madre, mis hermanos alrededor de mi padre, llorando porque se moría, la verdad es que la respiración era totalmente irregular, lo que hacía pronosticar que iban en lo cierto, esta vez los médicos, los ojos de mi padre abiertos, pero totalmente salido de sus órbitas, lo confirmaban, pero yo con mi nueva educación terapéutica, me negaba a caer en su programación.
Fue en ese momento, cuando algo en el interior, me dijo «coge los pies de tu padre», la verdad era la única zona de la cama que me quedaba libre, pues así lo hice, lo cogí por los tobillos, y empece a meditar, enseguida note como una corriente de energía recorría todo mi cuerpo, como el mal de mi padre se adueñaba de mi interior, y me comía las entrañas, y comencé una pelea profunda dentro del ser de mi padre y mío, perdí la conciencia, hasta que después de 5 horas seguidas de pie, note que empezaba a ganar la batalla, fue entonces cuando empece a respirar de una manera pausada y profunda, cuando me di cuenta que mi padre empezaba a llevar el mismo ritmo de respiración que yo, en ese momento observe a todos mis hermanos durmiendo, como le paso a nuestro querido «Jesús cuando rezaba con los apóstoles en el monte de los olivos», en ese momento algo me dijo, «ya esta puedes irte a descansar», me sentí con una energía especial que venía a través de mi cerebro, me note con Dios.
Mis hermanos no entendieron porque me iba, si mi padre estaba muriéndose, pero yo les dije que no, y así fue, a la mañana siguiente y ante la sorpresa de los médicos, mi padre estaba bien. Mis dos días siguientes no fueron buenos fisicamente hablando, me sentía muy mal, y hasta el segundo día no logre expulsar el mal de mi cuerpo, pero lo hice insconscientemente, sin saber, sentado en el baño más de 5 horas seguidas. Los días siguientes mi padre se encontró mejor, pero mi madre volvió a iniciar la programación junto a los médicos, que le comunicaron, que podían desconectar a mi padre, para que dejará de parecer, en ese momento, la discusión familiar, fue dura, entre los que pensábamos que la vida de mi padre era suya, y no teníamos capacidad de decidir por él, ni por Dios, y los que cansados de ver sufrir a su ser querido, creían que lo mejor era terminar. Gracias a Dios, mi madre entendió el camino correcto y se negó a esa programación.
Por dos veces más, conseguí repetir la experiencia, y salvar de nuevo a mi padre, con los efectos devastadores que esto suponía para mi cuerpo, hasta que un día, llegue a la habitación, y note que no respiraba bien, con lo que decidí ayudarle de nuevo, con mi energía, todo empezó igual que las otras dos veces, una conexión con Dios, una paz tremenda, pero de repente algo me dijo en mi interior «tu padre ya no quiere vivir, eres tu el que lo mantienes con vida, y tu debes dejar que decida tu padre», en ese momento le mire, y vi que era así, cuando de repente, delante mío, exhalo, mi padre de una manera tranquila y relajada.
Después el entierro, que para mí fue un día maravilloso, con la familia, y con todos mis hermanos unidos, hizo terminar con esta historia. Fui al día siguiente a agradecerle al Médico y las enfermeras, sus cuidados especiales, y el buen médico me comento «no se que le hacías a tu padre, pero si que se que durante este mes tu padre le teníamos que haber pinchado continuamente con morfina, para que no sintiera un terrible dolor, pero tu padre no ha tenido dolores, y sin inyectarle morfina, y eso se debe a lo que tu le hacías». Bueno efectivamente parecía el final de la historia.
Pero no era un final, era un principio, mis ansias por conocer y la impotencia de no ser médico para salvar a mi padre, me llevaron a decirle a mi terapeuta, «quiero hacerme la conexión con Di Masi», entonces ella me dijo, «no te lo había dicho pero yo soy Sanergista, y te la puedo hacer yo, si quieres», así lo hice inmediatamente, algo me decía que no tenía tiempo que perder. El trance fue tranquilo,porque tal y como me dijo mi Maestra Sanergista, las continuas sesiones terapéuticas con ella, habían provocado que todos mis sacras estuvieran ya abiertos al universo, por lo que el siguiente paso lógico, cuando me activo las manos, fue empezar a experimentar, cada día me sentía mas fuerte y con más ganas de ayudar a los demás, hasta que llego un momento, que algo me dijo, «debes hacer el curso de Sanergista», y ante la incredulidad de mi querida mujer, allí que me fui, no me costo nada aprenderlo, fue como si la experiencia con mi padre, me hubiera preparado, era como si tuviera un destino marcado.
La verdad es que cuando estaba allí, dije, «lo voy a aprender, pero no valgo para practicarlo», pero cada día que pasaba, me notaba más poseído por la energía de Dios, de su universo, y al final cuando termino el curso supe que me vida iba a cambiar.
Ahora ya soy Sanergista, y cada día que ejerzo mi terapia, me siento más feliz, ayudando a los demás a equilibrar su cuerpo y aura, ahora ya no lo paso mal, porque he aprendido a proteger mi cuerpo, y sobre todo, me encuentro cada vez más convencido, de que voy por el camino correcto, pues un día mi madre me trajo (después de la muerte de mi padre) el Nuevo Testamento de cuando tome la comunión, y algo me dijo «debes leerlo», así lo estoy haciendo, y ahora lo entiendo todo, ya entonces Jesús y sus discípulos, por el espíritu santo de Dios,hacían, lo que hoy muchos Sanergistas y Terapeutas del Mundo ya están haciendo, si bien también les ocurre lo mismo que a Jesús y sus Apóstoles, un inicial rechazo a estas creencias, pero al final la vibración de la verdad de Dios, nos hará cambiar el mundo y ver la llegada de nuestro Dios, porque «estamos hechos a imagen y semejanza de Dios». Gracias Sanergistas
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Hermosa Experiencia! Felicidades porque has aceptado a esa luz que iluminó tu camino con la enfermedad de tu padre y que sigue iluminándote, esa conexión con tu Ser Divino……Tu Padre fue tu Gran Maestro, todas las personas que llegan a nuestra vida nos enseñan algo…Que Dios Te Siga Bendiciendo!!!
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